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miércoles, 12 de octubre de 2011

REVIEW: DOWNTON ABBEY, Austen goes wild!



No puedo sino tomar el teclado una vez más para recomendar una serie que se sale bastante de la norma, y que cuenta con varios prerrequisitos para poder disfrutarla. Su rareza no hace sino más disfrutable la complejidad de su trama y la cuidadosa reconstrucción de época, pero estoy segura que no será del gusto de todo el mundo.

Hablo de Downton Abbey.




En primer lugar, me encantan las series inglesas y me he acostumbrado al acento gracias al buen Doctor. Disfruté y me reí con la versión afiebrada, infantil y perversa de Russell Davies y David Tennant en Casanova, que parece digna de Baz Luhrman, sin canciones: The Nerdist me pareció el más entretenido de los programas para nerds de habla anglo. Y eso sin contar mi devoción babosa por Moffat. Pero Downton Abbey me ha fascinado, y aunque no lo conocía de nada hasta ver como en los Emmys hacía un paquete de premios y se lo llevaba a casa, ver a Julian Fellowes barrer a Moffat, que según yo escribe como los dioses, con su serie sobre herencias y faldas victorianas pico mi curiosidad.



Bueno, qué puedo decir. Se merecía todos los jodidos premios que le echaron encima. Downton Abbey es la historia de una casona y estado inglés, cuyo señor, el Duque de Grantham, tuvo la depresión de procear sólo tres hijas ( las cuales con joyitas, nada que decir, esto no es Mujercitas) y tendrá que pasarle cuando se muera el estado al hijo de un primo, un abogadito de nombre Matthew tras que su heredero oficial, y prometido de su hija mayor, Mary, se fuera a dar una paseíto al fondo del mar con el Titanic.






Con eso tendríamos Dinastía, Dallas, o alguna de esas series/películas idiotas de mira-la-gente-rica-cómo-se-queja que normalmente me hace bufar, pero el drama continúa con las aventuras del servicio de la casa, que son más entretenidos que sus amos, y cuyas vidas se encuentran inextricablemente unidas a ellos.



Desde el mayordomo Carson, que debe tener una docena de úlceras, tradicional y lleno de humor negro, el ama de llaves decepcionada de la vida y sarcástica, las doncellas de servicio con sueños y esperanzas, la pobre pinche de cocina que no es muy lista, la cocinera irlandesa ( y si no sabes lo que significa eso es que nunca has visto series inglesas) un valet traumatizado de guerra, otro malvado y guapo como él solo y otro ingenuo y tarado como sólo un adolescente inglés puede ser: el asombrosamente poco atractivo, pero conmovedor Mr.Bates, el paje cojo que roba corazones, y mi personal favorita, la doncella francesa amargada y fría. Y se me olvidaba un chofer marxista!!

Ayuda también que Matthew se parezca tanto a Sable. ( El último episodio cantó y yo casi tuve un derrame cerebral de gusto)




Los actores tienen la energía, ferocidad y la habilidad que uno suele esperar de actores ingleses con años de teatro. Todos son bastante buenos, y el ambiente es tan perfectamente edwardiano que ver los detrás de escena es muy raro, pillar a Carson en jeans… ese ambiente contenido, que logran maravillosamente, hacen que una mirada flirteadora o el rostro de enojo de alguien logren hacerme saltar con mucha más neura que una asesinato con motosierra en otras series (FYI, Harper’s Island) mientras que una tomada de mano o una mirada mutua te hace patalear.




El encanto de la serie supera en mucho lo esperable, en particular los settings. Supongo que ninguna cantidad de arte podía darle a la serie un set digno de su guión, y por eso, nos dan la real thing: un auténtico castillo, en un auténtico estado inglés. El paisaje es apabullante en su belleza, y los uniformes militares, trajes del servicio, levitas, casacas, todo… y por Dios, esos vestidos y sombreros te harán acalambrarte de envidia, hay un vestido de Mary con efecto plumas blanco y negro que yo podría asaltar a alguien por él… todo se ve auténtico, y usado y vivido, de un modo en que muchas películas de Hollywood la friegan. ( me viene a la memoria Flyboys…)



Pero nada de eso sería nada más que otra aburrida adaptación de Emma Thompson ( lo siento, rizos) si no fuera por el guión y el storyboard. Rápido, chispeante y lleno de agudezas, a veces sentirás la tristeza y a veces te hará gorgoritear. Si uno tiene oído para el modo inglés estilo Jane Austen de mandar a la gente a la mierda con doce elegantes palabras, es desopilante y muy, muy instructivo.



Mis favoritos? El abogadillo de Edimburgo que se encuentra de la nada en heredero de un estado, y no, no es el Lord Fauntleroy, pero es lindo y me conquistó con su look clásico. La hija tercera, resentida y mal genio, pero dispuesta a todo por un poco de afecto. El mayordomo y su humor negro. El bondadoso Bates y su sufrimiento. Y sobre todo, la absolutamente adorable viejuja caùstica Maggie Smith ( La profe McGonagall pa las entendidas) que usa el lenguaje como una espada, que hubiera dejado a Voldie sin nariz sin esfuerzo. Love her,




“Qué es un fin de semana?” ( la vieja jamás ha trabajado un día en su vida!)

“ Por supuesto que le pasó a un extranjero. Ningún inglés se le ocurriría morirse en la casa de otra persona”

Cora: “Podemos mandarla con mi tía. Podría conocer New York”
Lady Grantham: “ Oh, no creo que estemos tan desesperadas aún.”

Mrs. Crawley: “Lo tomo como un cumplido”
Lady Grantham: “Entonces lo dije mal.”


En resumen, un gato blanco con lacito para esta serie y su segunda temporada. Me tiene clavada a la tele como no lo lograba nada excepto Dr Who desde hace un tiempo.
Qué decir? Quiero saber qué pasa!!!