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viernes, 1 de julio de 2011

REVIEW: TRUE BLOOD ( I WANNA DO REAL BAD THINGS)


Well, that's how it's done.

Alan Ball ha hecho cosas fantasticas en toda su carrera, pero ésta roza lo grandioso. Y no tiene nada que ver con la fuente material. Los libros de Sookie Stackhouse podrían facilmente, si los agarraba otro productor/director con mas ganas de embolsicarse dolares relacionados a Twilight ( nee Vampire Diaries) haberse convertido en una bosta. Los libros son interesantes: dejemoslo alli. Pero Alan Ball ha leido mas de un libro en su vida, y tiene la cultura y el humor para convertir una fantasía marysuesca quinceañera en una obra contemporánea y culturalmente relevante. ( por si no se han dado cuenta, esa frase es mi personal corona de laurel para una serie!)



Por dónde empezar a babear? Alan Ball tomó todo lo bueno de Dracula, todo lo bueno de Twilight, todo lo bueno de Ann Rice y le dio una generosa bañada de realidad y mugre para sentarse de decidir qué sería ser un vampiro en la realidad, una respuesta al romanticismo de Bram Stoker que es como Aquelarre es a Tolkien.
Ball lo llenó de referencias al mundo y a cuanta literatura alguna vez se escribió sobre Vástagos, incluyendo sin duda alguna a los chicos de White Wolf con Vampiro la Macarada y demás hierbas suyas, y su selección, su Grandes Exitos Vampiricos para la serie es impecable. Tenemos al romance entre el cordero y el lobo: tenemos la enemistad con los lupinos: tenemos a la tóxica, sórdida y flaite Lousiana: tenemos los temas de redención, muerte, miedo y deseo.



Y sobre todo tenemnos por fin unos vampiros ( y lupinos, u bacantes, etc) que realmente dan miedo. Realmente son predadores. REALMENTE dan cuiqi. Y un poco de asco. Vamos, son VAMPIROS: cadáveres andantes que comen sangre. Sólo más enteritos que zombies! Y no he visto a nadie con fetiche por The Walking Dead!



Aquí por fin, por fin por fin POR FIN, el enjuague bucal para sacarnos toda esa azucar ñoñísima. Vampiros que le arrancan el cuello a alguien y escupen carne: vampiros cuya respuesta a un ruido molesto de degollar a todo lo que se mueva: vampiros con debilidades, sí, dependientes de la sangre como junkies, sí, y sobre todo pobres bastardos que saben que pueden pelear por su humanidad pero están absolutamente jodidos.



Es para mí un placer reportar que la serie mantiene su calidad, calidad cinematográfica, de producción, de trama, y de deliciosos e inteligentes diálogos, hasta donde he visto, que es hasta el final de season 3. Los vestuarios, diseños, castings y desarrollos calzan: y sobre todo, la historia tiene esa mezcla afiebrada y bizarra de la vida misma. Los personajes con muy humanos ( incluso cuando no lo son) y te encuentras ansioso de que por favor deje de lloverles sobre mojado, aunque no puedas evitar sentir la mezcla de perversión y veneno de circo romano cada vez que escuchas el increíble opening...



YESSS, I WANNA DO BAD THINGS TO YOU TOO!!

Yo trabajo con sangre todo el santo día, y déjenme que les diga que la sangre es sucia, huele, mancha, se chorrea, y tiene a coagularse en los peores momentos, o a cortarse como leche... en resumen, un maldito desastre.La serie refleja ese ambiente asquerosito, oscuro y voraz, y aún sis sus metáforas sobre salir del closet-salir del ataúd sería ya remarcable. Así, es...

Los personajes? Sookie es una heroína sureña por completo, un tanto semejante a Amy respecto a lo de ser bocona, porfiada y enérgica, simpático contraste con las Minna Harker de este mundo. Sookie se viste como una prota de Tiaras y Toodlers, o peor si la dejan, y su capacidad para gritarle a todo el mundo aunque les llegue a la cintura me hizo encariñarme con la petisa. Es perfectamente creíble que sea pariente de Tinkerbell...



Bill, el héroe romántico, fue maravillosamente humanizado por el no-tan-guapo Stephen Moyer, que siendo muy macho de aspecto logra que te entre la risa cuando parodia a Edward Cullen con sus pedidas de mano, amor pot los petticoats y demás cursiladas siglo XVII. Uno esperaría que él fuera el chico rudo, pero a pesar de ser un vampiro sin mayores issues sobre partirle la cabeza a alguien, su ternura y capacidad de auto-odiarse te conmueve, sobre todo cuando no puede más que adoptar a una odiosita hija adolescente, posiblemente el personaje más querible de la serie...



Y Eric. El bastardo es físicamente perfecto, todo un oscuro príncipe de piel blanca y pelo rubio, pero sus escenas pretenciosas, que revelan su flor de genio y su muy poca empatía, además de un sentido del humor muy negro, te deja claro que el chico rudo es el que más pienta tiene de príncipe. Una obra de arte de casting que podría haber hundido la serie y en cambio la hace brillante: pero el casting no sólo es bueno en los principales, sino que hasta la última camarera de Merlotte's o el insoportablemente inútil, caliente y bruto hermano de Sookie están perfectamente casteados.



Nota especial para Lafayette, el cocinero transformista, dealer y puto. OMG, no se puede ser tan buen actor, pero ese tipo se te hace tridimensional cuando podría haber sido un cliche en cinco segundos. Y eso sin olvidar bacantes locas y perversas, y lupinos peludos, ochenteros y realmente salvajes... oh, wow.

En resumen, una serie brillantemente ejecutada y con una calidad innegable. Simplemente incolvidable, si tienes estómago para querer brandy y no jugo de frambuesa tu viernes por la noche...

Un gatito vampiro para True Blood, y no es blanco por su alma negra de vampi, no porque la serie no sea perfecta...

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